El hecho de que a Miguel Ángel Villanueva, vicealcalde de la Botella se le haya visto en el barrio de Chueca practicando el "boellón" no significa nada. Y mucho menos que la Botella haya cedido un ápice a la tolerancia.
Foto tomada de "La voz Libre"
Esta gentuza no es
tolerante, es todo lo contrario. Y si no comparen ustedes: En Madrid, por
practicar el botellón hay unas multas de entre 500 y 1100 euros. En cuanto a
las multas por alcoholemia en las carreteras son entre 300 y 600 euros, a pesar
de que la misma Jefatura de Tráfico afirma que "La
alcoholemia es una de las principales causas de los accidentes de circulación
en España". O sea que un ciudadano, joven o viejo, pero preferentemente
joven, se dedica a beber una cerveza, una copa de vino, un combinado de alcohol
con lo que sea, que va a pie o en el metro o en el autobús (aunque esto último
es cada vez más difícil por las restricciones), que no va a causar ningún
accidente de tráfico, que lo único que quiere es divertirse, si los
municipales, esos seres tan obtusos, tan oscuros, tan que no sirven para nada
más que para poner multas, les sorprenden, van y le colocan una multa de 500
euros en el mejor de los casos, mientras que a un conductor ebrio, que puede
provocar accidentes graves e, incluso, mortales, le colocan, en el mejor de los
casos 300 euros de multa.
Y además es todo una pura hipocresía. ¿Acaso
no se bebe en las terrazas? Sí, pero es que ahí es más caro y parece que
quieren que se diviertan los que tienen parné. Cierto, eso de beber es una pura
diversión estúpida, pero... ¿qué tienen los jóvenes o los viejos para
divertirse? La televisión mejor es tirarla por la ventana. El cine, además de
caro, cuesta lo mismo que un paquete de cervezas, es también un come tarros.
Los centros autogestionados, donde se realizan actividades lúdicas, teatro,
proyección de películas con cine forum, etc. son perseguidos y cerrados. Las
bibliotecas no las abren, salvo en épocas de exámenes, los fines de semana, el
arte se ha convertido en una pura pantomima, en un puro espectáculo al que, si
queremos acceder o bien los museos están cerrados por la tarde-noche, o bien
son caros, y si hablamos de las galerías mejor ni mencionarlas ¿quién tiene el
parné suficiente para comprar arte?
En fin, que a los jóvenes y viejos se les
persigue, se les multa, se les detiene...
Y luego hablan de libertad
y de democracia. ¡Qué risa!
¡Botella dimisión!
¡No a la Botella, si al botellón!
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